El Boliche de carbón, toda una historia, un rito y mucho sacrificio de aquellos hombres curtidos por el tiempo.
En los crudos inviernos de Huévar del Aljarafe , el penetrante frío era paliado con la carbonería del "Mosca" situada en la Plaza Nueva. Todo se convertía así en el rito de hacer el carbón vegetal
Inviernos crudos y recios de aquellos años sesenta que hacía temblar a los trabajadores del campo arrugandoles la piel y envejeciéndolos poco a poco.
Inviernos crudos y recios de aquellos años sesenta que hacía temblar a los trabajadores del campo arrugandoles la piel y envejeciéndolos poco a poco.
La vestimenta con gruesos chalecos de lana o las pellizas ayudaban a mantener una cierta temperatura corporal junto el ejercicio en el trabajo.
Las viviendas se impregnaban de un gélido ambiente y de olor a humo del brasero y madera requemada de la tarima.
El cisco era mas fino, y el carbón mas grueso, nombres con el que se les conoce popularmente, como es natural, procede de aquellos lugares donde abundaban los montes de roble, encina o de los olivares.
Duro trabajo y conocimiento para hacer un boliche de carbón, trabajo que entrañaba sus riesgos para aquellas personas tiznadas e impregnadas por el humo y el hollín, ya que podían quemarse en cualquier momento.
El proceso, tras cortar las ramas, se iniciaba con el "Boliche" colocando éstas en forma de pirámide y dejando un hueco en el centro que haría de chimenea. Una vez cubierto de tierra se prendía fuego a traves de unas troneras laterales que se les hacía con el cabo del azadon. La combustión duraba algunos días y cuando estimaban como ideal el momento de la quema, comprobación que llevaban a cabo subiéndose a la pila. Si al pisar no cedía, quedaba claro que toda la pira se había convertido en un montón sólido. Por el contrario si no aguantaba el peso la persona se hundía y caía a las brasas. Como final rociaban el montón con agua, con un cubo y una escoba humedecida, es decir, dándole "hisopazos"
Duro trabajo y conocimiento para hacer un boliche de carbón, trabajo que entrañaba sus riesgos para aquellas personas tiznadas e impregnadas por el humo y el hollín, ya que podían quemarse en cualquier momento.
El proceso, tras cortar las ramas, se iniciaba con el "Boliche" colocando éstas en forma de pirámide y dejando un hueco en el centro que haría de chimenea. Una vez cubierto de tierra se prendía fuego a traves de unas troneras laterales que se les hacía con el cabo del azadon. La combustión duraba algunos días y cuando estimaban como ideal el momento de la quema, comprobación que llevaban a cabo subiéndose a la pila. Si al pisar no cedía, quedaba claro que toda la pira se había convertido en un montón sólido. Por el contrario si no aguantaba el peso la persona se hundía y caía a las brasas. Como final rociaban el montón con agua, con un cubo y una escoba humedecida, es decir, dándole "hisopazos"
Si bien las diferencias entre el carbón vegetal y el cisco pudieran encontrarse en el tipo de arbolado y en la entidad o corpulencia de las ramas, bien pudiera distinguirse uno de otro en el tamaño ya que el proceso de elaboración coincidían totalmente. Así pudiéramos denominar cisco el que procedía, entre otros arbustos, de la estepa o jara, de la poda del olivo, y carbón vegetal al del roble, encina o carrasca o leña de olivo troceada.
No pueden faltar vocablos como: Brasero, mesa camilla, faldas o ropa camilla, el tufo, la alambrera, la tarima, la badila, las cabras en las piernas, el calentador, el ladrillo, las cañoneras, el tizo, el protector del brasero para los niños pequeños, el aventador, y como no, el incienso que se echaba en el brasero para dar mejor olor al habiente hogareño, etc...
Recuerdos imborrables de nuestros padres tostando en las brasas aquellos ricos manjares de unos tiempos duros como las castañas, las bellotas, los garbanzos tostaos, o las tostadas mañaneras para el desayuno con leche de cabra o de vaca.
El calorífero brasero: También se utilizaba para calentar agua caliente, agua tibia que servía para lavarse un poco la cara antes de encarrilar a pie los caminos de los tajos con el saco al hombro que contenia la comida de la jornada, cazuela con bacalao con tomate, arenques o tortilla.
Duros tiempos que marcaron nuestra historia Hervense y que recordaban nuestros mayores sentados en la puerta de la calle en sus sillas de neas y la pelliza, liando su cigarrillo para encenderlo con el encendedor de mecha al chasquido da las curtidas manos labriegas..
Recuerdos imborrables de nuestros padres tostando en las brasas aquellos ricos manjares de unos tiempos duros como las castañas, las bellotas, los garbanzos tostaos, o las tostadas mañaneras para el desayuno con leche de cabra o de vaca.
El calorífero brasero: También se utilizaba para calentar agua caliente, agua tibia que servía para lavarse un poco la cara antes de encarrilar a pie los caminos de los tajos con el saco al hombro que contenia la comida de la jornada, cazuela con bacalao con tomate, arenques o tortilla.
Duros tiempos que marcaron nuestra historia Hervense y que recordaban nuestros mayores sentados en la puerta de la calle en sus sillas de neas y la pelliza, liando su cigarrillo para encenderlo con el encendedor de mecha al chasquido da las curtidas manos labriegas..
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