Hablar de "D. Ángel er medico", como cariñosamente se le conocía es algo más que saborear la historia de nuestro pueblo.
Ángel Arenzana Romo, fue sin duda, nuestro medico, nuestro amigo, nuestra familia. Estaba casado con Dña. Lola, ya desgraciadamente fallecida, y de cuyo matrimonio tuvieron cuatro hijos, aunque en la foto vemos de izquierda a derecha a, Ängelote - Rocío y Pepe. Falta Fernando.
Aun me acuerdo de la moto de D. Ángel, una Moto Lambretta de color gris que llevaba una rueda de repuesto incluida, y de su primer vehículo, un Morris 1100.
Nuestro medico llego a Huévar sobre los años cincuenta, y vivía en la calle Sosa Borrego, hoy casa de los Cazadores. En este lugar también pasaba consulta y nos curaba de enfermedades y heridas. Siempre estaba las 24 horas al pie del cañón, y nuestros padres iban en su busca como uno más de la familia.
Ángelote y Pepe fuimos en nuestra infancia buenos amigos, de esos que no se olvidan tan fácilmente. Jugábamos a romanos entre espadas de madera y corazas de plástico que sacábamos de la vieja alacena que estaba debajo de la escalera. También jugábamos en la puerta de la nave de calzada, hoy casa de Martín, jugábamos al juego de la lima en el antiguo corral de cordero, hoy calle Andalucía....eso si, de camino nos comíamos con sigilo los alcauciles del corral.
Sin duda, toda una gran historia de un gran medico de los llamados con orgullo -de familia - un medico que sano, curo heridas y salvo vidas....un medico que no debe ser olvidado, y un medico que debería ser reconocido por todo un pueblo.
Fotografía: Pepe Arenzana
Es verdad que fue un gran médico y muy querido por todos, siempre estaba como buen profesional disponible a cualquier hora del dia y de la noche, hacia hasta de matrona porque El a mi hermana Tere la trajo al mundo en mi casa. Yo hablo de D. Angel como uno más de mi familia pues el lazo de amistad que nos une está más alla que una gran amistad, y con sus hijos igual porque nos hemos criados juntos, y con mi gran amigo Pepe que debido a tener la misma edad había más confidialidad. No pasa un verano inadvertido que no me acuerde de las largas noches que pasaban en la Plaza de España en un banco hasta el amanecer charlando y riendose Pepe el prácticante, D. Angel, Anselmo, mi padre Joaquin Cordero, y algunos que pasaban y tambien se paraba para contar una que otras anecdotas. Que buenos recuerdo guardo de todo lo que hemos vividos juntos y son tantos que me llevaria escribiendo horas y horas, tal como ellos hacian. Es una suerte el haber tenido y tener a grandes personas a nuestro lado, auque a veces las ocupaciones de cada uno del día a día nos imposibilita el poder estar juntos, pero a fin de cuenta sabemos que las tenemos con nosotros pues, con tan solo una llamada teléfonica sé que estan ahí. Amistades que no se pierden y que por desgracia dificilmente ahora no se encuentran. Se deben de tener un reconocimiento a todas estas personas que han dejado y siguen marcando historias en nuestro pueblos, pues creo que se lo merecen.
ResponderEliminar