
El Juzgado por aquel
entonces estaba en la parte superior del edificio de la Policía Local en la
Plaza de España, allí poseía una pequeña habitación donde guardaba
sus viejos libros y legajos.
Hombre robusto y
fortachon que a pesar de su minusvalía en las
piernas subía todos los días las escaleras con dos bastones.
Foto: Dolores Barrera
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