Muchas anécdotas guardan
aquellas llamadas "tallas de los quintos" que se hacían en
el Ayuntamiento local, y como no travesuras propias de aquel tiempo y de la
edad.
La talla de los
quintos producían a parte de anécdotas, diversión y un día
con su noche de locura a los mismos. La tradición, maña o como quiera
llamarsele, consistía en que después de la talla y llegada la noche
de madrugada se llevaran a la Plaza de España o plaza del Ayuntamiento, toda
clase de objetos que se encontraban por las calles, hormigoneras, remolques,
bidones y un sin fin de objetos incluso coches abandonados. La cuestión era
lograr mas objetos para ganar a la quinta anterior. Después de
toda una dura noche de trabajo, por la mañana tocaba más diversión y una buena
comida en común.
Todo esto termino con
la supresión obligatoria del servicio militar y la entrada del Ejercito
Profesional.
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